¿Sabes en qué consiste la Tecnotoxicopatología?

Por el Dr. Hugo Gallego

Este término hace referencia a estar expuesto a ondas emitidas por cámaras,  dispositivos móviles, electrodomésticos como el horno microonda, wifi, cuyo uso se torna frecuente y comienza a considerarse una exposición crónica.

Como el ser humano es aproximadamente 70-80% agua, las ondas electromagnéticas pueden generar  desequilibrio en el cuerpo y dar origen a diferentes manifestaciones, síntomas o enfermedades.

Por ejemplo las personas que pasan mucho tiempo frente al teléfono celular experimentan cambios de humor, palpitaciones, ansiedad, irritabilidad y depresión si se restringe el uso del dispositivo. Dado al uso excesivo del celular se pueden causar daños irreversibles en el sistema nervioso central, ya que los campos electromagnéticos que estos dispositivos emiten provocan enfermedades relacionadas como el vértigo, la fatiga, trastornos del sueño, pérdida de memoria, desarrollo de tumores cerebrales, cáncer. Además, el uso desmedido del estos dispositivos móviles  provoca falta de concentración y un bajo rendimiento en el trabajo:     Insomnio, ansiedad y dolores musculares, entre las consecuencias para la salud del uso abusivo del teléfono móvil. 

Pero no solo produce problemas para conciliar el sueño, se está procurando establecer que el teléfono móvil también incrementaría las posibilidades de padecer un cáncer de próstata y de mama e infertilidad.  En cuanto al insomnio con el uso continuo del teléfono móvil y las luces encendidas hasta altas horas de la noche, al parecer la glándula pineal se activa mucho y el cerebro interpreta que es de día lo cual perpetúa el insomnio. También, el recibir o esperar recibir mensajes o no recibirlos genera ansiedad y acentúa el insomnio.

Uno de las organelas de las células que más se afecta con la exposición a ondas electromagnéticas es la mitocondria. La principal función de la  mitocondria es la producción de energía para todas las células del organismo, esto puede ser responsable de alteraciones en varios órganos y sistemas.

Los aparatos electrónicos generan un campo magnético que produce una contaminación peligrosa para el cerebro. De hecho, en 1987 se realizó un experimento con animales de laboratorio en el que se expuso a hembras embarazadas y a machos al efecto electromagnético de estos dispositivos. El resultado fue crías de menor peso y talla y en los machos testículos más pequeños. Asimismo, se pudo comprobar que la exposición abusiva a la tecnología disminuye la cantidad de sodio en la corteza cerebral y el hipotálamo. 

El principal problema del uso excesivo de dispositivos electrónicos son los efectos producidos por la adicción a ellos. El número de personas que se están convirtiendo en verdaderos adictos a la tecnología crece de manera considerable cada día. Esto supone un verdadero riesgo para la salud, ya que su uso excesivo provoca:

• Cefaleas.
• Síndrome de FOMO (acrónimo en inglés de fear of missing out: “miedo a perderse algo”) corresponde a la angustia que algunos usuarios de las redes sociales presentan por temor a no enterarse de informaciones o eventos o la  obsesión por estar conectado en todo momento a las redes sociales. 
• Aislamiento social.
• Baja autoestima.
• Insomnio.
• Sleep-texting o establecer conversaciones digitales sin ser consciente. 
• Tecnoestrés que es darle más prioridad a las comunicaciones virtuales que a las reales. 
• Síndrome de la vibración fantasma (sentir que a toda hora te vibra, te llaman o te escriben).
• Ansiedad. 
• Tinnitus o sensación pulsátil en los oídos. 
• Dolores musculares y problemas de espalda por malas posturas durante el uso de dispositivos móviles. 
• Problemas de pareja. 

Además de reducir el interés por otras actividades, puede contribuir al sedentarismo, factor predisponente para el sobrepeso y la obesidad y para el desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes, cáncer, problemas cardiovasculares, entre otros. En el uso excesivo de la tecnología lo primero que podemos notar es algo muy parecido al síndrome de abstinencia, como sucede en cualquier adicción, al momento de privarles del dispositivo algunas personas experimentan ansiedad, palpitaciones, cambios de humor, irritabilidad, depresión y/o pensamientos negativos.

Demencias. Algunos estudios comprueban que el uso excesivo de las nuevas tecnologías está aumentando las tasas de depresión y ansiedad infantil, trastornos de vinculación, déficit de atención, trastorno bipolar, psicosis y otros problemas de conducta infantil.

Las recomendaciones de la OMS respecto al uso de los celulares para reducir cualquier riesgo a la salud son específicas:

1. Colocar el aparato a una distancia de 30 o 40 cm del cuerpo al escribir mensajes de texto o navegar por internet.

2. Evitar en medida de lo posible acercar el aparato a la cabeza (usando audífonos y dispositivos ‘manos libres’).

3. Reducir la cantidad de llamadas y su duración.

4. Usar el celular para hacer llamadas solo en zonas con buena recepción.

5. No dormir con el celular en la habitación.

Algunos especialistas sugieren tomar algunas otras precauciones adicionales, como:

6. Apagar el wifi por la noche o poner los dispositivos en ‘modo avión’.

7. Desenchufar los aparatos eléctricos cuando no se usen.

8. No usar lámparas de lectura cerca del cuerpo.

9. Colocar filtros que limpien la ‘electricidad sucia’.

10. Situar los electrodomésticos contra paredes que den al exterior.